Tal vez haya notado que ciertos alimentos y bebidas realmente pueden cambiar su estado de ánimo (o al revés). Por ejemplo, el día que sale de casa apresuradamente y olvida su taza de café, se siente lento y es más propenso a criticar a su compañero de trabajo. O esa pausa para las galletas al final de la tarde le da un impulso repentino de energía, pero apenas puede mantener los ojos abiertos un poco más tarde. Por el contrario, tal vez hayas descubierto que el yogur griego después de hacer ejercicio es la mejor recarga que puedes conseguir o el té de manzanilla antes de acostarte realmente te ayuda a relajarte y a dormir tranquilamente.
Pero, ¿son estos simples patrones observados por individuos o hay ciencia real que los respalde? Vamos a ver.
Estrés / Alimentación emocional
La alimentación por estrés, también llamada alimentación emocional, es cuando buscas esa barra de chocolate para animarte después de una pelea con tu pareja o te atiborras de papas fritas después de un día realmente estresante en el trabajo o la escuela. No está relacionado con la necesidad real de alimentos de su cuerpo. Es posible que no pruebe ni disfrute realmente lo que está comiendo.
Entonces, ¿esto es algo real? La ciencia dice que sí.
Cuando estás estresado, las hormonas del estrés inundan tu cuerpo para ayudarte a lidiar con la situación. Algunas de esas hormonas también pueden aumentar la sensación de hambre, y no por las cosas saludables. Ahí es cuando puede notar un antojo por alimentos ricos en grasas y azucarados, a menudo llamados "alimentos reconfortantes".
La comida reconfortante no es un nombre inapropiado. Comer esos alimentos en realidad ayuda a atenuar la respuesta al estrés y te hace sentir mejor temporalmente.
Sin embargo, en las personas que padecen estrés crónico, comer por estrés puede convertirse en un hábito que no saben que existe. Junto con otras formas que las personas suelen usar para ayudar a lidiar con el estrés (vegetar en el sofá, consumir alcohol en exceso, fumar), comer por estrés puede sumar algunos kilos y tallas adicionales de pantalones, y todas las enfermedades que conllevan (por ejemplo, enfermedad cardíaca, colesterol alto o diabetes).
La clave es reconocer que está estresado (lo que puede ser difícil en sí mismo) y encontrar otras formas más saludables de manejarlo. Algunas ideas incluyen ejercicio, escuchar música, salir a la naturaleza, masajes, meditación o salir con amigos y familiares.
Vitamina D
Es una palabra de moda en los círculos de atención primaria de hoy. Quizás su médico de cabecera incluso haya probado los niveles en su sangre. Los niveles bajos de vitamina D son un problema crónico en la América moderna.
Más allá de su papel en la salud ósea, se han realizado algunos estudios interesantes que relacionan los niveles bajos de vitamina D con la depresión. Recuerde, el hecho de que exista un vínculo no significa que los niveles bajos de vitamina D causen depresión. Simplemente significa que los dos parecen ir juntos.
Por el contrario, las tasas de depresión caen en personas que tienen niveles de vitamina D en el rango normal.
Aquí hay algunos alimentos que contienen vitamina D:
- Salmón
- Shrimp
- Atún enlatado
- ostras
- Champiñones
- Sunshine
Espera, ¿sol?
Así es, su cuerpo puede producir vitamina D a partir de la luz solar. Solo necesita un poco (15-20 minutos al día debería estar bien). Esto es difícil de lograr para muchos estadounidenses, especialmente aquellos que tienen trabajos de oficina. Además, recuerde que la buena salud de la piel significa que debe usar protector solar si está afuera por más de 15-20 minutos.
Microbioma intestinal
Recientemente, se han realizado algunos estudios interesantes sobre si el microbioma intestinal (las bacterias, los hongos y las levaduras que se encuentran normal y naturalmente en el intestino para ayudar a digerir los alimentos) pueden influir en el estado de ánimo. Ha llevado a algunos probióticos a anunciar que son buenos para el estado de ánimo y el intestino.
El estudio del microbioma intestinal en general está en su infancia y no es seguro si juega un papel en el estado de ánimo. En este momento, no podemos recomendar probióticos para el estado de ánimo. Sin embargo, parecen ayudar a la salud intestinal de algunas personas. Las fuentes naturales de probióticos incluyen yogures y kefirs, que también ofrecen otros beneficios nutricionales.
Lo más importante es...
El estudio de los efectos de los alimentos sobre el estado de ánimo aún está en curso. El mejor curso de acción es comer una dieta variada rica en frutas y verduras y baja en azúcares y alimentos ricos en grasas para mantenerse lo más saludable posible.
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